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Berlín 1936: De la propaganda política a las exhibiciones de Owens

Berlín 1936: De la propaganda política a las exhibiciones de Owens

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Javier Carbonero

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Berlín acogió los décimos Juegos Olímpicos de la era moderna en 1936, justo antes de que la Segunda Guerra Mundial aparcara el deporte olímpico, como ya ocurrió con 1916 y la Primera Guerra Mundial. La cita de Berlín fue la de la propaganda política del régimen de Adolf Hitler, pero también la de gloriosas gestas como la Jesse Owens y sus cuatro oros en pruebas de velocidad.

Los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936 fueron una las citas en las que deporte y política quedaron más unidos que nunca en la historia. Es complicado desligar la situación mundial del momento de un evento celebrado en el período de entreguerras y con la Alemania de Adolf Hitler como organizadora. Una situación muy alejada del ideal con el que el barón de Coubertin había propulsado el olimpismo. 
Cierto es que la designación de Berlín para la edición del año 36 se produjo antes de que Hitler llegara al poder. Fue en 1931 cuando se eligió a la capital alemana, en una votación en la que venció en la final a Barcelona. Pesó que en 1916 no se pudieran celebrar los Juegos en Berlín, como estaba previsto. La Primera Guerra Mundial suspendió aquella otra cita. Quedaba en el ambiente de la elección de 1936 la deuda con Alemania.

Amenazas de boicot

Después de ser nombrado como canciller imperial en 1933, Hitler asumió todo el poder en Alemania un año después. La nueva política de los alemanes provocó tensiones en la previa de los Juegos y hubo presiones de diferentes países para retirar la designación a Berlín. Incluso se planteó un boicot con naciones decididas a no participar. 

Las amenazas quedaron sólo en eso y la mayoría de los países sí acudieron a los Juegos de Berlín. No fue el caso de España quien no participó en esta edición olímpica. Incluso planteó una alternativa para ese mismo año 1936, con la denominada Olimpiada Popular, que iba a celebrar en Barcelona. Sin embargo, el estallido de la Guerra Civil española provocó que no se disputara esa competición.

Alemania quiso impresionar

Con 49 países participantes y 3963 atletas, los Juegos Olímpicos de Berlín tuvieron lugar entre el 1 y el 16 de agosto de 1936. El cartel constó de 19 deportes, organizados en 129 eventos. Del primer al último día fueron unos juegos extremadamente mediáticos para lo que se había vivido hasta entonces. Hitler quiso aprovechar el acontecimiento para mostrar la grandeza de su país y que sirviera de propaganda mundial. Los episodios antisemitas que se habían vivido en los últimos tiempos desaparecieron conforme se acercaban los Juegos. Luego volvieron a aparecer. 

Una de las novedades que aportó la edición olímpica de 1936 fue el viaje de la antorcha olímpica desde Atenas hasta la sede de los Juegos, en este caso Berlín. Nunca antes se había hecho. Desde el 20 de julio al 1 de agosto, el fuego viajó 3.422 kilómetros en manos de otros tantos relevistas. Grecia, Bulgaria, Rumanía, Hungría, Austria, Checoslovaquia y Alemania fueron los países por los que cruzó la antorcha.
La puesta en escena de los Juegos Olímpicos de Berlín fue espectacular. Alemania quería impresionar y lo demostró con la construcción de modernas instalaciones deportivas para la época. Hitler quería hacer patente el resurgimiento alemán después de la Primera Guerra Mundial. Un ejemplo fue el estadio Olímpico de Berlín construido para la ocasión. 
Igualmente llamativa fue la inauguración del 1 de agosto de 1936. El dirigible zeppelin Hindenburg sobrevolando el estadio fue una de las estampas de unos Juegos, que fueron filmados y fotografiados con mimo con la última tecnología de la época por orden de Hitler. En muchas de esas instantáneas se podía observar las numerosas banderas con esvásticas colocadas en puntos estratégicos.
 

Jesse Owens, la estrella deportiva

Jesse Owen fue con rotundidad el deportista estrella de Berlín 36. El norteamericano ya venía precedido de una gran fama, que propició que muchos aficionados estuvieran expectantes desde que pusiera pie en Alemania. No defraudó el velocista. Conquistó el oro en las pruebas de 100 y 200 metros, salto de longitud y en el relevo de 4 por 100 metros. Cuatro oros con marcas rutilantes para la época.
Cada actuación en la pista y carrera de Owens era vitoreada por el abarrotado estadio. Si Hitler pretendía utilizar los Juegos para adoctrinar sobre la superioridad de la raza aria, con Owens ese plan quedó desactivado. Curiosa la anécdota de la final del salto de longitud, en la que el alemán Lutz Long le aconsejó al estadounidense la técnica correcta para talonar. Luego Owens batió en la final al germano, con quien además forjó una gran amistad.

La leyenda de Owen en los Juegos Olímpicos de Berlín se agrandó con el polémico episodio del no saludo de Hitler pese a sus medallas. Todavía existen diversas teorías. Algunas abogan por el racismo del mandatario alemán para evitar el saludo, otras entienden que era sólo cuestión de protocolo y era norma habitual del mandatario el no estrechar la mano de ningún campeón que no fuera alemán. El caso es que no hubo saludo ni felicitación de Hitler a Jesse Owen en los Juegos.

El enfado de Perú en fútbol

Uno de los episodios más polémicos de los Juegos del 36 sucedió en fútbol en el partido de cuartos de final entre Austria y Perú. Después del triunfo peruano por 4-2 en la prórroga, a pesar de que le anularon a los suramericanos hasta tres goles, el COI decidió que el partido se tenía que repetir. La decisión la justificó en que aficionados peruanos habían invadido el campo y habían agredido a un jugador de Austria.

El asunto levantó un gran revuelo y hubo quien vio una mano de Hitler en aquella decisión por sus orígenes austriacos. La delegación de Perú se enfadó enormemente ante la decisión de repetir el partido, que además debía celebrarse a puerta cerrada. Provocó que los peruanos no se presentaran al encuentro y Austria pasó a semifinales sin jugar.

Dominio alemán en el medallero

Alemania fue la dominadora final en el medallero. Los alemanes habían preparado a conciencia la cita y se hicieron con 89 medallas. Conquistaron 33 oros, 26 platas y 30 bronces. Casi la mitad de metales sumó Estados Unidos, segunda en el ránking final, con 56, merced a sus 24 oros, 20 platas y 12 bronces. El podio lo completó Hungría con sólo 16 medallas, aunque 10 fueron como campeones.
El 16 de agosto se cerraban unos majestuosos Juegos Olímpicos, con un tremendo seguimiento mundial no visto hasta entonces. Fue un paréntesis de un mundo que vivía una gran tensión política, que derivó en la Segunda Guerra Mundial tres años después. Un hecho que suspendió las citas olímpicas de 1940 y 1944. La llama olímpica quedó ensombrecida hasta 1948 en Londres. 

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